En la primera parte hemos visto la importancia de realizar una “limpieza” de nuestro entorno, pendientes y de dejar ir aquellos objetos que ya no utilizamos y ordenar aquellas cosas que se encontraban desordenadas. Estoy segura que luego de hacerlo sentiste alivio, gratificación, y sensación de liviandad. ¡Espero hayas celebrado ese gran triunfo!.
Hoy te voy a hablar acerca de aquellas cuestiones más intangibles a la hora de dejar ir. Aquellos vínculos que aún nos pesan, aquellas charlas pendientes (incluso con personas que ya no están) , que nos quedan como una suerte de carga que ocupa espacio mental y emocional y no permite que percibamos las nuevas oportunidades y posibilidades que hay a nuestro alrededor.
Todos tenemos cosas que nos han quedado guardadas, cosas que no hemos dicho quizás por no animarnos en un principio o quizás por no haber tenido clara la idea en el momento. Pensamos que quizás es demasiado tarde y lo dejamos dentro nuestro, sin darnos cuenta que aquello que se estanca, se pudre.
Quiero decirte que es importante sacar aquello que nos queda atragantado, quizás no siempre con la persona en frente; no es necesario. Tenés que saber que todo lo que hacemos, sentimos y pensamos, llega al resto del universo. No hace falta que sientes a esa persona frente a vos. Incluso con personas que ya partieron, podés desahogarte y tener la certeza que esa energía llegó donde tenía que llegar. Pero tenés que lograr expresarla, con honestidad, calma y mucho amor.
A continuación te voy a dar dos ejercicios, uno de desahogo y otro de perdón.
LA PURA VERDAD
En este ejercicio que te voy a dar , vas a expresar tus sentimientos de enojo, dolor y miedo para luego pasar al entendimiento, perdón y amor.
El proceso tiene seis pasos, y es importante que inviertas la misma cantidad de tiempo en cada uno de los pasos.
“Nombre de la persona”
- Enojo: “estoy enojado/a porque ….. detesto que… Me indigna que….”
- Dolor: “me sentí desilusionado/a cuando…. Me duele que…. Me entristeció cuando…”
- Miedo: “tuve miedo que… me da miedo que… me asusta cuando…”
- Remordimiento: “yo me arrepiento quizás de… Perdoname si… Disculpame por…”
- Deseo: “solo quiero vivir… deseo que podamos convivir.. deseo que puedas…”
- Amor y Compasión: “Agradezco haber aprendido… gracias por… Te quiero/amo por…”
Podés hacerlo personalmente o podes escribir una carta. También, si la persona a la que deseas expresarle tus sentimientos desea participar, podés escribirle una carta siguiendo estos pasos, pedirle que escriba una para vos y leer ambas cartas juntos para poder observar los diferentes puntos de vista y apreciaciones. Lo importante es no luchar por defender la propia posición sino por intentar comprender las razones, miedos y visiones del otro.
Cuando haces este tipo de ejercicios de desahogo, entendimiento y perdón, recuperás energía, vitalidad y te reubicás en el estado presente. Ya podés continuar libre tu camino.
PASOS HACIA EL PERDÓN
- Reconocé tu enojo, resentimiento.
- Reconocé el dolor que creó.
- Reconocé las dudas y miedos personales que creó
- Reconocé qué parte tuya posiblemente haya permitido que sucediera lo que sucedió.
- Reconocé qué era lo que querías pero no lograste. Intentá ponerte en los zapatos del otro para descubrir desde que intención tuvo ese comportamiento (te doy una pista, nadie hace las cosas para dañar al otro, todo lo que hacemos lo hacemos para una ganancia personal, aunque se trate de un acto aberrante).
- Reconocé a esa persona como humano, como alguien que hace lo que puede y se equivoca. Agradecé lo que hayas aprendido de la experiencia y despedilo con conciencia.
ENFRENTA LO QUE NO ESTA FUNCIONANDO
Las cosas no dejan de existir porque las ignores. Tenés que observar qué cosas no están funcionando en tu vida y hacer algo al respecto. Hacer algo al respecto generalmente implica hacer algo incómodo, algo que está más allá de la zona de confort.
Llegamos hasta a negar y justificar aquellas cosas que ya no funcionan, pero algo dentro nuestro nos repite incesantemente que hay algo que resolver. Esa negación y justificación están basadas en el miedo a que algo peor suceda si tomamos acción.
La buena noticia es que cuanto más seguido enfrentamos situaciones incómodas, mejores nos volvemos en resolver y las situaciones no se estiran y agrandan tanto debido a que las agarramos a tiempo.
Como resumen, la energía que necesitamos para alcanzar nuestros sueños, lograr nuestros objetivos y crecer requiere que nos hagamos cargo de liberar la energía que está atrapada en situaciones, pasadas, en remordimientos y en asuntos “barridos debajo de la alfombra”.
Si sumas los ejercicios del artículo anterior y te ocupas de soltar asuntos emocionales te garantizo que te vas a convertir en una usina de energía, lista para alcanzar todo lo que desees.
Probalo y contame cómo te fue.