Recuerdo como si fuera ayer las entrevistas de trabajo en las que era postulante:
– “¿Cuáles son sus principales fortalezas?”
– “La auto exigencia y perfeccionismo”, decía yo orgullosa.
– “¿Y sus principales debilidades?”
– “La auto exigencia y perfeccionismo”, respondía apenada
Ya en aquel entonces me daba cuenta que mis mayores fortalezas me metían en problemas. A través de los cursos y la práctica de coaching, lo he podido comprobar. Cuando tenemos una habilidad y la llevamos el extremo, se convierte en nuestra mayor debilidad.
La auto exigencia es la habilidad de ser “tu propio jefe de los resultados”, ese tipo de personas que no necesita que le anden “niñereando”, sino que va solo/a y de forma independiente hacia los resultados que se desean.
Las dos caras de la moneda
Es una característica que puede ser muy provechosa, ya que nos permite crecer como personas, desafiarnos en el logro de resultados, nos motiva y nos permite progresar.
Sin embargo, cuando vemos la otra cara de la moneda, la auto exigencia extrema, podemos ver un sinnúmero de peligros. Hoy, comparto contigo los más relevantes:
- Nunca llegás al resultado – El exigente extremo siempre ve algo que faltó o está mal. Busca la perfección (que en realidad es una ilusión). Por ello, nunca considera haber llegado al resultado esperado.
- Vivís insatisfecho – Es difícil disfrutar del logro o sentirte feliz y satisfecho cuando sos autoexigente. Y si lo vivís, dura muy poco porque enseguida vez que te faltó algo o que no tuviste en cuenta algún aspecto.
- Tu autoestima se ve afectada – Si lo que hacés no llega a ser valioso (porque no alcanza tus altos niveles de exigencia), tampoco lo sos vos. En ese momento, aparecen reclamos internos hacia tu propia persona que afectan la percepción que tenés de vos mismo en forma negativa.
- Tenés dificultades para trabajar en equipo y relacionarte con otros – El auto exigente extremo sufre cuando tiene que trabajar con otros ya que no le es posible tolerar que los demás no tengan la vara levantada tan alta como la tienen él o ella. Por ello, se convierte en una persona que llega a los resultados SOLA, por más que tenga personas a su alrededor que puedan ayudarle.
- Mantenés una mala relación con el error – Cuando llevás la autoexigencia al extremo, el error es visto como algo malo y no como fuente de aprendizaje. Esto aumenta el nivel de tensión y afecta a nuestra naturaleza humana, ya que hemos sido diseñados para tener un % de error.
- Tenés problemas de comunicación y manejo de sus emociones – Vas para dos extremos: o te “tragas sapos” (para terminar escupiendo dragones) y vivís emociones de enojo, frustración, decepción y otras sin expresarlas a los demás, o expresas tus emociones de insatisfacción sin filtro ni empatía con el otro, a través de un estilo de comunicación bastante agresivo.
- Ponés en peligro su salud física: La tensión constante por el logro de resultados y el vivir en constantes emociones de descontento, enojo y desazón, te llevan a sintomatizar tus conflictos emocionales y convertirlos en enfermedades serias.
¿Te reconocés en alguno de estos peligros? ¿Ya los estás sufriendo? ¿Qué vas a esperar que suceda para poder bajar tus niveles de auto exigencia?
¿Cómo “regulo” mi auto exigencia?
Necesitamos “re educarnos” a nivel de programación mental y de acción:
- Identificá qué intención positiva existe detrás de este comportamiento y busca satisfacer esta necesidad con menos riesgos o peligros.
- Reconocé qué creencias te han llevado a ese comportamiento. “Soy autoexigente porque…”
- Definí objetivos más realistas y donde no solo esté evaluado el resultado, sino CÓMO llegás a ellos (el proceso)
- Identificá las expectativas del otro y concéntrate más en satisfacer sus necesidades que en las tuyas.
- Trabajá mucho en tu conversación contigo mismo y en cómo expresás lo que pensás.
- Sé consciente que los errores son parte del proceso y la forma fundamental en que podemos aprender a ser mejores.
- Aprende a lanzarte con producto de “mínima viabilidad”
En mi caso, yo tuve que llegar al extremo de enfermarme para poder mi nivel de auto exigencia. ¡No te deseo para nada esa experiencia! Así que, si ya estás sufriendo los primeros peligros, no esperes más y comenzá a accionar para mantener la auto exigencia como una fortaleza y no como una debilidad.
Con cariño,
Patricia
Soy Especialista en Estrategias para el Logro de Metas. Ayudo a organizaciones y personas a llegar a los resultados que desean a través de la capacitación y el acompañamiento personalizado (coaching).
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