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Todos sufrimos alguna clase de trauma en nuestra vida

No existe ser humano que no haya vivido situaciones traumáticas. Y no porque a todos nos tenga que suceder necesariamente una “tragedia”. Cuando un evento se vive de una manera emocionalmente fuerte, se genera una impresión en el sistema nervioso y se lo llama trauma.

La etimología de la palabra trauma viene del griego y quiere decir “herida”. Sufrimos una herida y nos vemos obligados a protegernos para sobrevivir.

Buscamos los mecanismos que tenemos a mano y generalmente terminamos fabricando una creencia inconsciente, una suerte de “conclusión acerca de porqué se generó esa herida”, que le da explicación y sostén a ese dolor tan insoportable.

Te doy un ejemplo: De chiquita mi mamá no llegó a buscarme al jardín y quedé sola esperando. La experiencia me generó tanta angustia que terminó siendo asociada a “no soy querida, no soy suficiente”.

Espero haber sido clara hasta este punto.

Vamos ahora un poquito más allá:

Viviendo desde esta creencia, voy contándome en mi día a día historias internas que van a reforzarla “seguro que ahora en la entrevista me rebotan porque no me prepare”, “ no me va a llamar, seguro que se va con otra” , “prefiero no llamar la atención”, “no hay mercado para los productos que yo fabrico”.

De estas historias se derivan conductas… que van a reforzar la historia y que van a asegurarse que la creencia que esta allá en el fondo permanezca intacta.

Entonces, me saboteo una relación o un trabajo, juego a lo pequeño, no construyo una vida como la sueño … con lo cual lo que se me manifiesta en la realidad termina reforzando “no soy querida, no soy suficiente”. ¿Se entiende?

Este conjunto de creencias, emociones y conductas de auto saboteo (producidas por un miedo irracional y totalmente anclado en el inconsciente, en la creencia de la que  hablábamos )  se las llama patrones.

Hago un paréntesis para decir que “la protección para sobrevivir de ayer, es el saboteo de hoy”. Es decir, aquello que hoy no me permite avanzar fue lo único que pude hacer en el momento del trauma para sobrevivir . Con lo cual, la medicina de ayer termina convirtiéndose en el veneno de hoy.

 Y son nuestros patrones los que en diferentes escenarios vamos repitiendo sin darnos cuenta y que nos llevan a reforzar nuestra herida cada vez más.

En un doble juego de intentar protegernos de un dolor que ya sufrimos y que no queremos volver a sufrir,  vamos reforzando y calando más hondo en la herida.

¿Qué tipos de patrones hay?

Ejemplos de patrones (hay tantos como personas haya pero doy ejemplos para hacerlo lo más claro posible) son: Perfeccionismo –  Pesimismo – Ponerse siempre en último lugar – Procrastinar – Necesidad de aprobación – Adicción etc.

Siguiendo con el ejemplo anterior: bajo la creencia inconsciente “No soy querida, no soy suficiente” manifiesto un patrón de perfeccionismo, me procuro mostrar perfecta para “ser querida y ser suficiente”; dicho perfeccionismo me impide mostrarme de manera genuina, me impide ver a los demás. Como resultado los demás se alejan; y se confirma mi creencia de no ser querida ni suficiente.

Vivir desde nuestros patrones es vivir desde la herida.

Pero te mentiría si te dijera que vivir desde el poder es vivir sin patrones. Creo que nunca terminan de aparecer patrones y que de hecho trabajarlos lleva su dedicación.

Vivir desde el poder implica desde mi óptica OBSERVAR MIS PATRONES Y COMENZAR EL TRABAJO DE TRANSFORMACIÓN Y SANACIÓN CON AMOR Y PACIENCIA. De esa forma con el tiempo puedo establecer patrones conscientes que me posibiliten muchas cosas. Pero no hay atajo. Hay que mirarse.

Para ver mis patrones y vivir desde el poder tengo necesariamente que “ir hacia adentro”, empezar a observar con mucho amor y respeto mis emociones; no taparlas, permitir que se manifiesten y que traigan el mensaje que tengan que traer.

Cuando llegan esas emociones que no nos gustan queremos hacerlas desaparecer, queremos que se esfumen y las cubrimos de trabajo, comida, sexo, etc… creemos que si nos permitimos sentir… nos morimos. Pero nadie se murió por permitirse sentir.

Te insto entonces a reconocer que no estás en peligro de muerte cuando llegan esas emociones y que te dispongas a darles la bienvenida.

De esa forma vas a comenzar a vislumbrar cual es la creencia detrás de la emoción y comenzar a sanarla.

No hay forma de sanar sin mirar a los ojos nuestras partes ocultas. La herida está bien oculta pero hay formas de detectarla.  La forma más eficaz es prestar atención a nuestros raptos de “emoción desmedida” ; cuando una persona o situación nos “saca” … en ese momento la creencia ha sido activada y la herida revivida.

Cuando eso sucede debemos buscar un espacio de recogimiento, para poder pausar, respirar y pedirle a nuestra emoción que se exprese.

Sin necesidad de racionalizar y buscar significados en ese momento, permitirle a la emoción expresarse comienza a evocar recuerdos, imágenes , símbolos etc… lenta y respetuosamente vamos paso a paso atando cabos que nos lleven a la creencia y a la herida .

No es fácil hablar de estos temas, no es fácil decirte que para que brilles tenes que abrazar tu oscuridad, pero es así. Sino vas a vivir permanentemente desde la herida percibiendo al mundo como amenazante y reforzando tus patrones de conducta que te estancan y no te llevan donde quisieras.

Nos vemos en el próximo artículo donde te cuento un poco sobre la sombra… tema íntimamente ligado a la herida y parte del “polvo que tiramos bajo la alfombra” pero que pulsa por salir.

Te dejo algunos artículos relacionados para que puedas empezar a transitar este espacio de mirar hacia adentro.

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MEDITACIÓN CON EL NIÑO INTERIOR

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Nos vemos!